Cariño, dame otra ración de tus bonitas
palabras, haz que me sienta querido, muy querido por ti, y hazlo como solo tú
sabes hacerlo. Tus palabras son música para mis oídos, un dulce y sabroso
caramelo para mi paladar, como una caricia de lo más excitable.
No cambies cariño, continua siempre así,
siempre teniendo para mí unas palabras de cariño, de ánimos, siempre teniendo
para mí esas palabras cariñosas que siempre me gustan de sentir.
Dime que me quieres, que con esas palabras es
como más feliz me siento, como más se me levanta la moral todas las mañanas. No
te canses nunca de decirme y demostrarme lo mucho que me quieres; por mucho que
me lo digas todos los días, yo nunca podré aburrirme. Es más, son palabras y
hechos por tu parte, que yo las necesito como el aire que respiro, y sin tu
ración diaria de cariñosas palabras no sé cómo podría vivir.
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