Eres el hombre de mi vida, que como salada agua del mar
inundaste mi vida con todo tu amor, y la colmaste con un delicioso calor.
Arrasaste con mis defensas que muy débiles eran, y me llevaste a tu paso todo
lo que yo era. Después de que llenaste mi vida con tu cariño, con tu presencia,
con tu compañia, una nueva mujer nació en mí. Surgió alguien que con tu ejemplo
se sitió más fuerte, más segura, más confiada. Me sentí más mujer, gracias a
ti.
Ahora te quiero tanto sin pensar en las consecuencias. Te
quiero y te amo, y ya veremos cómo nos llega la cuenta. Como marea del mar,
inundaste hasta lo último que había en
mi corazón, con tu empuje de agua cálida, terminaste con la vida vacía que
llevaba antes de que tú aparecieras. Antes era como si la soledad me tuviera
presa, pero tu fortaleza, tu inteligencia, tu decisión,...me liberaron, y hoy
soy libre para amarte, para adorarte y para sentirte mío. Si nos juzgan y nos critican,
¿eso qué importa?, yo igual te voy a seguir amando a pesar de lo que digan los
necios y las envidiosas, aunque nos arrase un vendaval.
Tú eres como el agua del mar que me reconforta y no me ha de
faltar, que es todo lo que necesito de ti para ser feliz por una eternidad. Te
quiero, mi amor, y gustosamente soy tuya.
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